Shana Tova Umetuka
Shana Tova Umetuka ! Es el saludo que durante las festividades de Rosh Hashaná nos deseamos mutuamenete los miembros de la colectividad judía para que tengamos un buen y dulce año nuevo. Más allá de los rituales religiosos que congregan a los observantes en diferentes comunidades, lo que todos conservamos es la tradición del encuentro familiar. Cuyo ritual incluye una cantidad y variedad de comidas características de cada festividad dependiendo de si se es de origen sefaradí o ashkenazi .
En Pesaj se come matzá y nada a base de harina y el saludo es Hag Sameaj ! Y si bien en las dos fiestas los ashkenazi sirven guefilte fish, hay un detalle en la elaboración de la mezcla que es la harina de matzá igual que en el leicaj. En fin , que podríamos abundar en diferencias y coincidencias, pero la realidad es que en las familias como la nuestra , cuyos miembros somos de los dos orígenes coexisten en la mesa los platos de ambas cocinas. También era mandato que la madre/abuela se hiciera cargo de la elaboración de todo el menú,algo que afortunadamente cambió y hoy en día la tarea se reparte y comparte.
Vos dirás idishe mame eran las de antes y tenés razón, hasta las bobes están en el cambio y si no mirá la cocinera de este blog !
Dia uno
Por ejemplo en estas últimas fiestas, la cocinera aportó la primera noche un menú «mixto». De entrada un paté de higaditos de pollo ( que en el plato original de la cocina judía son picados con cebolla y huevos duros y así los prepara en pesaj) De principal bamias con arroz, típico plato de la cocina sefaradí y de postre unas manzanas acarameladas , siguiendo la costumbre de la familia extendida en la que cada uno lleva un menú completo. Todas las recetas de los platos recién mencionados las encontrás haciendo clic en Hag Samej
Para hacer el paté , que esta vez preparó para las dos noches, salteó un kilo de higaditos en mitad manteca mitad aceite neutro, y en otra sartén otro tanto de cebollitas chicas de igual forma hasta que estuvieran doradas y el higado en su punto. Ahí unió las dos prepraciones , hizo un hueco y con mucho cuidadao le tiró un chorro de cognac para desglasar, recién ahí condimentó a gusto y lo llevo a procesar con 8 huevos duros y 2 sobrecitos de gelatina sin sabor disueltos en un poco del juguito de la preparacion. Una vez mixeado, lo repartió en dos terrinas enmantecadas con rocío vegetal gusto manteca , las tapó con film y fueron a heladera 24 hs. que es como mejor quedan. Como verás en las fotos , cada vez las decoró de forma diferente para variar y según los comensales del día.
Día dos
El segundo día , también se acostumbra a almorzar en familia , pero esta vez fué de a dos y frugal, teniendo en cuenta, la noche anterior y la que se venía, esta vez con los hijos y los nietos. Así que tomamos una sopa de pollo con fideítos hechos de crepes cortaditas , dado que el aporte de la noche eran los blintzes de queso con crema agria y caviar. La verdad es que es un plato poco ortodoxo, pero como le gusta a todos , fué una entrada caliente , después del paté , de una pastita de sardinas , queso blanco , cebollas roja , blanca y ciboulette y antes del guefillte , el pollo , la carne , las ensaladas y el helado a cargo del resto de la familia. Y aunque no lo creas , estuvimos muy discretos comparado con lo que es una cena de rosh hashaná tradicional.
El día después
Y aunque probaste un poco de todo y ya no des más , hay algo que no se puede dejar de comer y es el leicaj de miel hecho por nuestra consuegra , que justifica aunque más no sea un pekele para el desayuno.
Shana Tova Umetuka !